Con el padre Luis Amigó hacia la celebración del Sínodo 2018
LOS JÓVENES, LA FE Y EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
LA CARTA A LOS JÓVENES
En el mes de octubre de 2018, la Iglesia celebrará el Sínodo sobre el tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional y en el mes de enero de 2017 ha publicado el Documento preparatorio.
Es interesante que con esta misma fecha, Papa Francisco se hay dirigido directamente a los jóvenes para anunciarles la celebración de Sínodo y afirmando su voluntad de que los jóvenes “ocupen el centro de la atención porque los lleva en el corazón” (cf. Papa Francisco, Cta. a los jóvenes, Enero 2017).
La lectura de esta Carta así como del Documento preparatorio al Sínodo, nos remiten al Padre Luis Amigó que, como él mismo escribe al Papa Pio X, fue siempre “persuadido íntimamente de la urgente y suma necesidad de volver al recto camino, mediante la cristiana educación, a los jóvenes imbuidos de falsas doctrinas y de malos ejemplos y alejados del camino de la verdad y de la virtud” (cf. OCLA 1780).
En esta misma carta el Papa Francisco, citando lo que Dios dijo a Abrahán: «Vete de tu tierra…, a la tierra que yo te mostraré» (Gen 12,1), invita a los jóvenes a “salir” para lanzarse hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones, a cuyo encuentro Él mismo los acompaña, y a escuchar la voz de Dios que resuena en sus corazones. Y afirma con toda seguridad que la tierra hacia donde Dios llama los jóvenes y que ellos mismos desean profundamente y quieren construir, es una sociedad más justa y fraterna. Y haciendo referencia a las palabras “Venid y lo veréis” (Jn 1,38) y a la mirada de Jesús sobre los discípulos que se le habían acercado, Papa Francisco pregunta a los jóvenes si se han encontrado con esta mirada y si, en medio del ruido, han logrado escuchar la llamada que sigue resonando en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena.
En estas expresiones resuenan las palabras del Padre Luis que, en la que conocemos como “Carta testamento” (OCLA 1828 – 1835), afirma que el fin de la educación de los jóvenes es hacer que “conozcan a Dios, conociéndole le amen y le sirvan, infundiendo en ellos el santo temor de Dios que es principio de sabiduría” (cf OCLA 1831).
Estas palabras están dirigidas a los hermanos y hermana de las dos congregaciones fundadas por él, pero podemos aplicarlas a todo educador y, con esto, Padre Luis reafirma la importancia de que ellos se hagan compañeros de camino de los jóvenes, destacando así que es necesaria la mediación humana para que otros lleguen a Dios y encuentre vida. Esta misma la propone el Papa Francisco en su Carta cuando afirma: “[la escucha de la voz de Dios] será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, [los jóvenes] sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída, Dios, que es rico en misericordia, tenderá su mano para levantarlos”. Una vez más oímos en estas palabras el eco de la espiritualidad amigoniana que marca el camino del educador amigoniano, llamado a salir al encuentro y en búsqueda de los más frágiles y de quienes han caído, para tenderle una mano, y ayudarle a levantarse de nuevo.
Antes de finalizar su mensaje a los jóvenes, Papa Francisco confiesa su confianza en los jóvenes y reta el compromiso pastoral de la Iglesia diciendo: “Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro. También la Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes, déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores. San Benito recomendaba a los abades consultar también a los jóvenes antes de cada decisión importante, porque «muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor» (Regla de San Benito III, 3). Y concluye afirmando que “a través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo (cfr. 2Cor 1,24)” y estas palabras son un grande desafío por la Iglesia.
Como amigonianos, laicos o religiosos, sea cual sea nuestro servicio en este momento, queremos acoger esta reflexión del Papa Francisco que nos confirma en nuestro servicio a los demás según la espiritualidad y el testimonio que nos ha dejado Padre Luis, revisando nuestras actitudes y motivaciones y dejando que estas palabras reaviven en nosotros la fascinante vocación de educadores y el compromisos con los jóvenes, esperanza y futuro del mundo y de la Iglesia que hoy, en este mundo globalizado y fragmentado, sufren, muchas veces, por la pérdida de personas de referencia que les anuncien con entusiasmo y credibilidad la belleza y el gozo del Evangelio.
Sr. Cecilia Pasquini TC