En la casa del padre
Fray Tobías Escalante era silencioso, pero ejemplar. Así transcurrió su vida. Un forjador de metal y de vidas tan duras como sus obras que realizaba con sus manos, era un hombre de principios y de una recia personalidad. Tan recio que podría decirse que más fácil se cayó Gramalote (Norte de Santander), donde nació.
La comunidad educativa y los Religiosos Terciarios Capuchinos han agradecido la vida de este abnegado sacerdote que a la edad de los 105 años fue llamado a la casa del padre, todo un centenario dedicado al Instituto Técnico San Rafael.
La especialidad de fray Tobías fue la metalistería. Fue lo primero que hubo en el Instituto. Sus manos forjaron obras que están en varias iglesias de Manizales. En el taller de San Rafael y con las manos de fray Tobías, se hicieron, entre otras, la cruz del templo de Cristo Rey. De allí salieron unos cristos que hacen parte del ornato de La Valvanera, otros están en Los Agustinos, en el Perpetuo Socorro y en el santuario de Nuestra Señora de Fátima.
El metal fue en la vida de fray Tobías la materia prima de grandes obras. Sin embargo, con la humildad que lo caracterizaba se limita a decir: «Dios hace todas las cosas al derecho». Gracias por tus enseñanzas y tu cercanía.