Familia Amigoniana en Costa Rica

Familia Amigoniana en Costa Rica

Con la participación de más de 80 personas de México, Colombia y Costa Rica se cumplió el pasado 25 de julio la capacitación virtual programada por la Familia Amigoniana en Costa Rica donde el principal orador fue Monseñor Bartolomé Buigues Oller, Obispo de la Diócesis de Alajuela.

El tema principal del encuentro era dar respuesta a cómo vivir desde la Fe en este tiempo de pandemia. Monseñor Bartolomé dividió el tema en tres categorías, que se resumen a continuación.

Su primer tema fue el Carisma Amigoniano referente de cómo afrontar esta dificultad global.

El Buen Pastor, Salmo 22, nos dice -Aunque pase por cañadas oscuras nada temo porque tú estás conmigo tu vara y tu cayado me infunden aliento…

La Sagrada Familia con María Dolorosa: colaboración en la Redención de Cristo, acogida, protección, fortaleza, ambiente familiar que integra y vence el sufrimiento.

San Francisco testigo de la misericordia de Dios en su tiempo, juglar de reconciliación, fraternidad universal, instrumento de paz…

En consecuencia, nuestra actuación es colaborar con la redención de Cristo para los más golpeados por el mal: propiciando la toma de conciencia de la propia fragilidad para reencontrarse de forma nueva, con la dignidad de hijos de Dios.

La segunda intervención fue desde las actitudes aprendidas del padre Luis Amigó que nos conduce a Confiar en la providencia de Dios que siempre nos manifiesta su solicitud por nosotros y ser instrumento de su providencia para nuestros hermanos.

Tomar la iniciativa heroica de cuidar en primera fila a los más desvalidos, así como el lo hizo en la epidemia del cólera en Masamagrell a través del testimonio heroico de las primeras hermanas Terciarias Capuchinas. Debemos buscar respuesta a las necesidades más urgentes.

Por último, nos platea la necesidad de afrontar esta pandemia desde la Fe.

Fe que se traduzca en esperanza. En esperanza fuimos salvados, Benedicto XVI nos habla bellamente de la esperanza en su encíclica Spe Salvi 28, 31, 38, 48:  Dios es el fundamento de la esperanza… el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad.