Testimonio
Durante el último año hemos tenido en mi familia algunas dificultades que a veces nos ponen a dudar sobre nuestra fe, a través de un amigo que trabaja con los amigonianos conocimos del padre Luis Amigó y hasta hemos ido a algunos encuentros aquí en la ciudad, donde volvimos a recobrar nuestra confianza y hasta la fe nos ha cambiado.
Mi madre tuvo una severa lesión en la espalda que le hizo perder su trabajo y estar sometida a dolores muy intensos, como familia iniciamos a orar el septenario a la virgen de los dolores pidiendo empleo para mi hermana y salud para mi madre y lo que sucedió al octavo día nos asombró, a mi madre le dieron la pensión anticipada por el problema en la espalda y a mi hermana la llamaron de un antiguo trabajo para trabajar desde casa en plena cuarentena.
Hemos notado que no hay nada que se nos presente en el camino que no podemos resolver con una paz que nos da el Señor, que no termina. no ha habido aún una situación en la que no podamos dominar y si no la podemos dominar contamos con el entendimiento para saber que la voluntad de Dios ha de imperar y esto confiamos. En el padre Luis Amigó hemos encontrado un aliado y un padre amoroso que nos ayuda interceder por cada uno de nosotros. No voy a negar que a veces se hace difícil, pero siempre el Señor nos deja ver sus brazos extendidos hacia nosotros. Gracias a los Amigonianos por su cercanía.