Vida fraterna, sistema y vida de relaciones
Una excelente exposición fue la que nos presentó el religioso Claretiano Luis Alberto Gonzalo Díez quien afirma que en este camino sinodal el trasegar juntos se hace porque todos tengamos sentido de trabajo y que los objetivos nos unen para que todos en conjunto nos mantengamos unidos construyendo la comunidad que es un llamado de Dios, tenemos que entender con este postulado que por los diversos carismas no todos estamos llamados a vivir en comunidad.
El núcleo central en este tiempo es que la comunidad no está generando crecimiento en las personas, y llegamos a tener el peligro de que solo en comunidad estemos llenando el tiempo. Estamos en tiempos de retomar el rumbo, no tenemos que tener una comunidad solo de actividades y de vidas más por fuera que de dentro en la comunidad y la fraternidad no se ve. Somos personas aisladas. Tenemos que tener una mejor propuesta de evangelización y apostarle a tener comunidades más fraternas y con relaciones más horizontales que verticales.
Tenemos que dejar que la belleza de la vida fraterna nos aliente, y anime a vivir nuevas experiencias, tenemos que ser conscientes de nuestro compromiso, sino también de la responsabilidad que tiene. Si no hacemos que el camino sea feliz, todo se convierte en un trabajo. Porque no hay nada que pueda apagar la pasión de encontrar su felicidad. El amor no se explica, el amor se vivencia.
Estamos llamados a reconocer que no somos nosotros los que movemos el barco, sino que es el Espíritu. Estamos llamados a orar más y reparar el corazón.
A manera de conclusión el padre nos dice que tenemos que tener líderes que sean capaces de construir espacios de calidad. Lo que nos diferencia no puede ser obstáculo para descubrir momentos de trascendencia y transformación. Texto producto de las reflexiones de la I Asamblea sinodal realizada en Roma entre el 27 de mayo y el 03 de junio por los Religiosos Terciarios Capuchinos.