Visita papal

Visita papal

Siendo las seis de la mañana ya estábamos todos los asistentes a la I Asamblea Sinodal listos y dispuestos para subir al autobús que nos llevaría a la icónica Plaza de San Pedro donde participaríamos de la Audiencia con el papa Francisco, ya allí hicimos la habitual fila de casi una hora para ingresar a la plaza y rápidamente cogimos nuestros asientos, después de dos horas y media la banda marcial da la señal de que el papa Francisco había hecho su llegada y la plaza en pleno estallo en jubilo.

En su mensaje el papa Francisco presente la figura Mateo Rocci cuyo celo apostólico nos deja muchas enseñanzas de perseverancia, preparación y persistencia.

Fue así que este gran hombre inicio su llegada a China habiendo aprendido su lengua, sus costumbres con el fin de que su misión fuera todo un éxito.  Y esto le posibilitó entrar en el territorio y con paciencia irse acercando a la capital. Vestido como un erudito, gracias a grandes colaboradores también chinos, fue capaz de ganarse el respeto de todos y hacer llegar el mensaje de Cristo a sus contemporáneos, a través de su vida de piedad y de sus enseñanzas.

Dos recursos, por así decirlo, tenía para conseguir este propósito: por un lado, una actitud de amistad hacia todos, unida a una ejemplaridad de vida que causaba admiración; por otro, una vastísima cultura que era reconocida por sus contemporáneos, y que además supo conjugar con un estudio de los clásicos confucionistas, presentando así el mensaje cristiano perfectamente inculturado.

Luego del saludo a los peregrinos de las diferentes lenguas el papa Francisco recorre varios sitios de la plaza llegando hasta donde estábamos los Amigonianas y algunos de nosotros pudimos estrechar su mano.

De este mensaje del papa los Amigonianos pedimos al Señor que nos dé la humildad de sabernos acercar a los demás con esa actitud de amistad, respeto y conocimiento de su cultura y sus valores. Que sepamos acoger todo lo bueno que hay en ellos, como Jesús al encarnarse, para hacernos capaces de hablar su lenguaje. Que no dudemos en ofrecerles todo lo bueno que tenemos, para dar prueba del Amor que nos mueve. Que tengamos la fuerza de vivir con coherencia la fe que profesamos, para transmitir el Evangelio del Reino sin imposiciones ni proselitismos. Que sea esta la bendición de Jesús y que la Virgen Santa, primera misionera en esta fiesta de la Visitación, nos sostenga en este propósito. Muchas gracias. Texto producto de las reflexiones de la I Asamblea sinodal realizada en Roma entre el 27 de mayo y el 03 de junio por los Religiosos Terciarios Capuchinos.